La DGA declara como estabilizados cuatro de los seis incendios forestales de Teruel

Tras cinco días de intensa lucha contra las llamas, los efectivos lograron estabilizar cuatro de los seis incendios declarados desde el pasado miércoles en la provincia de Teruel, incluido el de Aliaga, que devastó 7.656 hectáreas. En total quedaron arrasadas 12.031 hectáreas de monte y cultivos, según las últimas estimaciones del Departamento de Medio Ambiente, que espera que a lo largo del lunes todos los incendios estén controlados.

Aun así, los expertos vigilarán durante los próximos días el estado en el que permanecen los montes quemados para evitar que las altas temperaturas que se esperan reaviven las llamas.

El domingo trabajó frente a las llamas un operativo formado por 19 medios aéreos y 500 personas, entre profesionales y voluntarios, en la provincia de Teruel. Sólo ayer hicieron frente a un total de veinte conatos.

Además del fuego declarado entre Ejulve y Aliaga y que llegó hasta Villarluengo, ardieron 1.685 hectáreas en Andorra y Alloza, donde se tuvo que desalojar a más de mil vecinos. El fuego de Cedrillas y Corbalán, donde el jueves murió un bombero, acabó con 1.053 hectáreas y en Los Olmos se perdieron 670 hectáreas.

Los fuegos de Valdetormo y Mazaleón ya fueron declarados como controlados el pasado sábado. Entre ambos se han quemado 367 hectáreas. El fuego también quemó en Morés 600 hectáreas, lo que obligó a cortar el servicio del AVE entre Madrid y Zaragoza.

La preocupación ahora es evitar que se reaviven los rescoldos, para lo que los voluntarios vigilan los montes. El riesgo de incendios sigue siendo extremo debido a las altas temperaturas que se registrarán el lunes, cuyas máximas llegarán a los 34 grados en Zaragoza y en Huesca, y a los 39 en Teruel.

Además, los meteorólogos esperan que el martes se registren tormentas secas y eléctricas, precisamente las tormentas provocaron los fuegos del miércoles. La proliferación de matorrales durante la primavera y el difícil acceso a algunas zonas escarpadas dificultan todavía más la extinción de los fuegos en buena parte de Aragón.

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